Te enamoras locamente, lo das todo por mí, e incluso haces locuras, intentas olvidarme, te das cuenta de que no puedes, haces que te odie, me odias, me amas y dejas de amarme. Eres exactamente como todos. No puedo decir que no has sacado lo mejor de ti para dármelo a mí, porque sería mentir, pero me gustaría, que la próxima vez que digas algo échale azúcar a tus palabras, para cuando te las tengas que tragar, porque no se puede querer toda la vida a una misma persona. Buena suerte, adiós.